Hace unos días, en un recorrido en autobús urbano de 30 minutos, atestado de gente, escuché una ráfaga de conversación de una persona que se quejaba del trato que le daba su familia, aquellos por los que él tanto se preocupaba y a los que quería. Antes de llegar a mi parada escuché lo último "¡ Y al final yo soy el malo!.
Antes de semejante conclusión hubo una repaso a las injusticias que había soportado, al maltrato recibido, a muchos porque... y es que... que daban lugar a la situación actual de ese hombre que verdaderamente estaba sufriendo por la incomprensión. Pero además, en una lectura algo más profunda, aquella persona también gozaba de su situación de incomprendido, de inaceptado. Tal vez se había identificado con ese ser sufriente durante muchos años de su vida, para así acaparar alguna atención incluso forzar alguna situación como abanderado de esa injusticia. Esa persona, de alguna manera, encontraba gusto en sentirse víctima, aunque seguro que lo negaría.
Ahora que ya lo sabe y ha reflexionado, porque quizá esté leyendo, es interesante que sepa que no puede ser encumbrado en su ámbito familiar, al igual que en sus relaciones sociales, ni laborales, ni en sus negocios, si no muestra de manera clara e inteligible cual es su rumbo. Sin un rumbo claro no puedes poner pasión en lo que haces, te faltará energía y no te dedicarás suficientemente. Tampoco verás el verdadero problema, sino una maraña de es ques... y porques... que ocultarán la realidad. Además ocultará incluso a si mismo sus talentos naturales y carecerá igualmente del carácter necesario para fijar un destino. Entonces queda claro que así no es posible ganar aceptación, ya que la figura a aceptar, lo que tu representas, es difusa.
Es entonces imprescindible, si es que quieres cambiar la situación que asumas tu responsabilidad, en el ámbito en que te encuentres y lo demuestres con acciones, así la gente empezará a interesarse por tí y no solo te aceptará, sino que te seguirá. ¿Ves la diferencia? Si sabes que tienes que actuar, hazlo, no preguntes ¿por qué?.
Cuando se te pide avanzar y lo haces habrá resultados, espéralos. Si actúas cuando tienes que hacerlo y no cuestionas conseguirás tus resultados y cumplirás tus promesas. Mientras eso ocurre acepta los riesgos, que siempre son inevitables. Escucha y aprópiate de tu destino.
¿Tu acompañarías a alguien que se dirige a donde tu? ¿Entiendes ahora? No es que seas el malo.
Tanto los cursos, seminarios, talleres y consultas privadas en Murtas Bionatural y Bioevolución te aportan herramientas, método y acompañamiento para que implantes las acciones necesarias para lograr ser más que aceptado.
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